Instalada en La Reina, la máquina de Libre
Records confeccionará en 2017 los primeros discos de este formato en el
paÃs desde los años 80, sumándose al boom mundial de los viejos elepés.
Ya sea por nostalgia, moda o por un porcentaje cada vez mayor de
personas que buscan ese sonido único, el regreso del vinilo es una
realidad, y son varios los estudios que han aparecido para refrendar el
fenómeno a nivel mundial. Quizás el más elocuente fue el que presentó a
comienzos de este año la IFPI (Federación internacional de la industria
fonográfica), que consignaba un aumento de las ventas de este formato de
un 55% durante 2015 (800% en los últimos cinco años), alcanzando
niveles que no se registraban desde la década del 80.
Por curioso que suene, las ganancias por la venta de discos de
acetato en Estados Unidos (US$222 millones) superó el año pasado a las
que generaron los servicios de streaming gratuito, confirmando que hoy
en dÃa es el único formato fonográfico fÃsico que va al alza. Una
tendencia que en la última década se ha replicado en Chile, con un
creciente interés de los melómanos por los viejos “elepés”, sumado a los
artistas y sellos que han publicado sus álbumes en este soporte.
Sin embargo, la falta de una fábrica en el paÃs ha sido el principal
obstáculo para consolidar la resurrección del vinilo chileno, los que en
su mayorÃa -descontando iniciativas artesanales- se mandan a hacer a
Estados Unidos, Europa, Brasil y Argentina. Una deuda que busca saldar
Libre Records, emprendimiento liderado por Patricio Gómez y el ingeniero
en sonido Diego Ili, quienes en 2017 volverán a fabricar estos discos
en el paÃs, a tres décadas de que RCA y EMI cerraran sus plantas.
“Partimos como intermediarios. En 2015 trajimos más de 20 mil discos
para CHV Música y artistas como Francisca Valenzuela y Nicole”, cuenta
Ili. “En el camino creció la demanda y se nos dio la oportunidad de
adquirir equipos, y gracias a un capital Corfo y una inversión privada
pudimos comprarlos”, agrega. Tras ocho meses, la planta ya está
instalada en el parque industrial de La Reina y a dÃas de su puesta en
marcha, con la idea de lanzar sus primeros LP en marzo. Según cuentan
sus encargados, en su primera etapa Libre Records se enfocará en nuevos
lanzamientos de artistas nacionales -como DJ Raff y Los Tetas- pero
también en la reedición de clásicos, como el icónico debut homónimo de
De Kiruza, de 1988. “Hay una deuda con el catálogo chileno, hay muchos
discos que no han salido en vinilo por lo difÃcil que es acceder a ese
formato. Esa dificultad es la que vamos a eliminar”, asegura Ili.
Control de calidad
El proyecto concreta un viejo anhelo de la industria. Ya en 2012, el
sello Discos RÃo Bueno se adjudicó un Fondart de casi $20 millones para
traer una máquina prensadora desde México, pero la iniciativa se estancó
por problemas técnicos y presupuestarios. “Mucha gente cree que esto es
traer una prensa y funcionar pero es más complicado. De partida, se
necesita una patente industrial”, explica Ili.
A eso se suma la manufactura, que incluye maquinaria hidráulica -con
prensas que funcionan a vapor- y un delicado proceso de matricerÃa,
donde se trabaja con elementos quÃmicos. Una serie de dificultades que,
para el ingeniero, terminarán por beneficiar a la industria local:
además de acelerar el proceso -la importación puede llegar a tardar
siete meses- y en algunos casos abaratar costos, “se podrá hacer el
control de calidad in situ, porque a veces llegan discos con una canción
que no está o que suenan pésimo”, explica.
Según sus dueños la planta tiene capacidad para fabricar 20 mil
discos al mes, aunque esperan duplicar esa cifra durante 2017. La
pregunta que surge es: ¿existe demanda para ese nivel de producción?
Desde Needle, tienda emblemática en el rubro, señalan que en sus tres
tiendas venden un promedio de 400 discos al mes, cifra que debiera
aumentar con la apertura de su cuarto punto de venta, este jueves en el
barrio Italia. En tanto, si bien no manejan números, desde la tienda
Sonar cuentan que el alza del acetato es evidente, y si hace cinco años
el porcentaje de venta de CDs era de un 70% frente al 30% del vinilo,
esa brecha se redujo ahora a un 55% y 45%, respectivamente.